Este pequeño poema infantil da nombre a un fenómeno psicológico denominado «efecto o síndrome del ciempiés» o «hiperreflexión», planteado por el psicólogo George Humphrey (1889–1966) en 1923. De ahí que también se lo conozca como «ley de Humphrey».
Entonces, ¿qué es el efecto del ciempiés? Podría resumirse en dos palabras: pensar demasiado. Este síndrome se hace presente cuando una actividad que normalmente ejecutamos de forma automática o inconsciente se interrumpe porque nos volvemos conscientes de ella o nos concentramos en tratar de explicar (o explicarnos) cómo la llevamos a cabo. Por ejemplo, que alguien piense detenidamente en cómo se anuda la corbata puede perjudicar la realización de la tarea.
Cuando nos dedicamos a escribir, traducir, interpretar o cualquier otra actividad creativa, sobreanalizar todo y cuestionar cada paso que damos, y las dudas y los miedos que eso conlleva, nos puede provocar un bloqueo muy difícil de sortear.
En el mundo onírico, la presencia de un ciempiés significa que te preocupas demasiado, que les das demasiada vuelta a las cosas (¿te es familiar el sentimiento?). Es lo que nos pasa a la mayoría cuando estamos en busca de un cambio de rumbo, cuando seguimos en ese trabajo que no nos gusta, pero no sabemos qué paso dar para cambiar. ¿Y si todo sale mal? ¿Si no logro ganar dinero suficiente? ¿Si en un año o dos tengo que volver a ese sector laboral que he llegado a odiar?
Soñar con un ciempiés significa que tienes que dejar de preocuparte y debes ponerte en marcha. Avanza, paso tras paso en el día a día, mira cómo recorres el camino y deja que ese recorrido libere la mente de dudas por un futuro que nunca es real.
Quienes integramos Ciempiés creemos en eso de que la práctica hace la perfección (o casi, porque también creemos que la perfección no se alcanza nunca, y eso nos impulsa a querer mejorar). Creemos en el esfuerzo y en que la repetición constante de una tarea que nos apasiona es el secreto para triunfar. Volver automática esa tarea hasta que no seamos consciente del esfuerzo que implica es la clave para alcanzar el virtuosismo en cualquier área (no solo en las películas de karate).
Tener talento es una base importante, pero no es lo fundamental.
«La creatividad es contagiosa. Pásala», dice la frase que se atribuye a Albert Einstein. En verdad, esa cita tiene tufillo de apócrifa: no se ha probado nunca que el físico haya dicho eso. No obstante, es una idea que nos gusta. En definitiva, ¿qué es un taller sino una oportunidad para contagiarnos de la creatividad ajena y para transmitir la propia?
Quienes integramos Ciempiés tenemos la convicción de que el trabajo colaborativo y el intercambio de ideas nos enriquecen, nos inspiran, nos infunden energía, nos invitan a jugar y a divertirnos. Y esa es la clave del éxito tal como lo concebimos: recuperar la risa y la alegría, reconquistar el espíritu lúdico, reivindicar el goce, celebrar cada paso que damos.
Eso es lo que te proponemos en Ciempiés. Te esperamos. Pon en marcha tu creatividad.